El intento de manipulación y utilización política
El asesinato de Melquíades Álvarez y su contexto histórico
El pasado martes 13 de junio de 2023 tuvo lugar en el Ateneo de Madrid un acto de homenaje a Melquíades Álvarez, fundador del Partido Reformista en 1912 y líder del mismo desde entonces hasta su disolución por la dictadura de Primo de Rivera en 1924. Durante este periodo
Melquíades Álvarez
fue diputado a Cortes electo por el distrito electoral de Castropol (coincidente con el partido judicial) en los periodos 1914-1918 y 1919-1923 y presidente del Congreso de los Diputados entre mayo y septiembre de 1923. Además, Melquíades Álvarez
asumió personalmente
desde 1917
la jefatura del Partido Reformista en el
partido judicial de Castropol, cargo que hasta entonces había ostentado Vicente Loriente Acevedo, ante la imposibilidad de este último para ejercer su cargo en la práctica debido a su ausencia en Cuba desde 1912.
En 1931
Melquíades Álvarez
refundó el Partido Reformista con el nombre de Partido Republicano Liberal Demócrata. Al menos desde ese momento los reformistas fueron víctimas de una violencia reiterada y sistemática por parte de los socialistas y radical-socialistas, con graves agresiones como la violencia contra el mitin de Melquíades Álvarez
en el Teatro Campoamor de Oviedo en la campaña de las elecciones a Cortes constituyentes de 1931 (en la que los socilialistas llegaron a intentar incendiar el teatro con todos los asistentes dentro), la violencia socialista contra los reformistas y el propio proceso electoral en las elecciones municipales de 1933 en Castropol y los asesinatos de Alfredo Martínez en Oviedo y del propio Melquíades Álvarez en Madrid en marzo y agosto de 1936 respectivamente. Y durante la Guerra Civil, los reformistas de Castropol fueron perseguidos por los milicianos republicanos que ocuparon el pueblo entre el 24 y el 30 de julio de 1936. Durante aquellos días en Castropol
Máximo Cancio, exalcalde y jefe del Partido Republicano Liberal Demócrata en Castropol y otros reformistas como el médico Fermín Braña fueron víctimas, junto a varios religiosos y otros vecinos señalados por ser considerados conservadores, de la persecución y la brutal violencia frentepopulista.
Dentro de ese contexto de persecución política perpetrada por las izquierdas contra los reformistas, Melquíades Álvarez fue detenido y encarcelado por el gobierno republicano a principios de agosto de 1936. En aquel momento era presidente del gobierno José Giral y presidente de la República Manuel Azaña. La noche del 22 al 23 de agosto Melquíades Álvarez fue asesinado en la Cárcel Modelo de Madrid junto a otros presos políticos a manos de milicianos anarquistas que habían sido armados por el gobierno republicano. La matanza no fue un acto de guerra, ya que en aquel momento el frente se encontraba muy alejado de Madrid. Tampoco fue un acto de «unos descontrolados» ya que durante aquellos meses entre julio y noviembre de 1936 el gobierno republicano no hizo absolutamente nada para tratar de impedir las detenciones arbitrarias, las checas (lugares de detención en los que se torturaba y asesinaba a prisioneros políticos y religiosos) ni los asesinatos perpetrados por los milicianos que campaban a sus anchas por Madrid. La situación que se vivió en Madrid aquellos meses se conoce como terror rojo. Entre estos crímenes de guerra, que eran perfectamente conocidos y tolerados —amparados— por el gobierno republicano que estaba en Madrid, se encuentran también las sacas y las matanzas realizadas en Paracuellos del Jarama en noviembre y diciembre de 1936.
Todos estas masacres no son acciones de guerra, ya que se realizaron en retaguardia, y constituyen claros actos de genocidio, al dirigirse contra colectivos concretos que fueron elegidos como objetivo por sus ideas políticas y sus creencias religiosas.
Melquíades Álvarez y los reformistas habían defendido, ya desde antes de la fundación del partido en 1912, la implantación de una auténtica democracia liberal en España. Durante la Segunda República se produjo en el PSOE un proceso de fuerte radicalización. En 1936 el PSOE, especialmente el ala dominante de su expresidente y secretario general de su sindicato UGT Francisco Largo Caballero, defendía abiertamente una dictadura soviética. La persecución y la violencia contra los reformistas desde 1931 tiene su principal motivación en la lucha de los socialistas contra la democracia liberal que defendían Melquíades Álvarez y los reformistas.
De igual modo que Antonio Machado simboliza y personifica la figura de todos los exiliados y García Lorca la de todos los asesinados por la represión franquista y del bando nacional, la figura de
Melquíades Álvarez
también trasciende a su persona porque simboliza a todos los perseguidos, asesinados y víctimas de la violencia del bando republicano.
El marco administrativo y jurídico y del homenaje
El acto de homenaje a Melquíades Álvarez fue organizado por el Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática y fue presidido por el ministro Félix Bolaños dentro del área de Memoria Democrática. Por lo que el marco jurídico en el que se encuadra está constituido por la Ley 52/2007 de Memoria Histórica y por la Ley 20/2022 de Memoria Demócratica que sustituye y deroga a la anterior.
Los crímenes cometidos y amparados por el PSOE, el Partido Comunista
y la izquierda
antes de la Guerra Civil,
como los asesinatos de los diputados
Marcelino Oreja Elósegui,
Alfredo Martínez y José Calvo Sotelo,
respectivamente en octubre de 1934, marzo de 1936 y julio de 1936 quedan fuera de la Ley 52/2007.
Por su parte la Ley 20/2022 no sólo afecta únicamente a «el periodo que abarca el golpe de Estado de 18 de julio de 1936, la posterior Guerra y la Dictadura, incluyendo el transcurrido hasta la entrada en vigor de la Constitución española de 1978» de forma arbitraria y dejando fuera deliberadamente todos los crímenes y la violencia cometidos por los socialistas y la izquierda antes de la guerra. Sino que además considera y reconoce como víctimas a «las personas fallecidas o desaparecidas como consecuencia de la Guerra y la Dictadura», por lo que en rigor también quedan fuera todos los crímenes que no se pueden considerar acciones de guerra, como las persecuciones y los genocidios políticos y religiosos cometidos por el bando republicano, entre ellos el asesinato del propio Melquíades Álvarez.
Preparación y desarrollo del homenaje
- Presentación: Félix Bolaños. Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.
- «Melquíades Álvarez y la democracia liberal» por Manuel Suárez Cortina (Universidad de Cantabria).
- «Exteriorizar la democracia. Melquíades Álvarez, diputado» por Francisco Balado (UNED, Madrid).
- «Melquíades Álvarez, sobre todo abogado» por Manuel Álvarez Buylla Ballesteros, biznieto de Melquíades Álvarez.
- «Azaña, Melquíades Álvarez y el reformismo» por Ángeles Egido (UNED, Madrid).
Ya iniciado el acto se informó de un cambio en el orden de las intervenciones, que había sido solicitado por Manuel Álvarez Buylla ya que como familiar de Melquíades Álvarez deseaba intervenir en último lugar.
A continuación se expone una breve crónica del acto, del que fui testigo presencial como público.
El ministro Félix Bolaños fue presentado por el presidente del Ateneo de Madrid, en una intervención con un marcado contenido prosocialista en la que no intentó guardar las formas ni aparentar un mínimo de neutralidad política.
En su intervención
Bolaños
aludió explícitamente
únicamente a «las víctimas del golpe de estado, la guerra y la dictadura», en concordancia con el planteamiento de la Ley de Memoria Democrática, y justificó el asesinato de Melquíades Álvarez como el acto «de unos descontrolados» y como una mera represalia por la matanza de la plaza de toros de Badajoz, que había tenido lugar unos días antes.
Melquíades Álvarez, como el resto de las víctimas del terror rojo, no falleció como consecuencia de la guerra.
Como se ha expuesto anteriormente, los reformistas fueron perseguidos y asesinados a conciencia desde ya antes de la
guerra a manos de los socialistas por sus ideas políticas en unos hechos tipificables como genocidio. Es una manipulación
y una ofensa a su memoria pretender que son «víctimas del golpe de estado, la guerra y la dictadura».
Todos los intervinientes, y sensiblemente Manuel Suárez Cortina y Francisco Balado, omitieron totalmente la violencia reiterada y sistemática que venían sufriendo los reformistas a manos de los socialistas al menos desde 1931. Sin esta persecución y violencia no es posible contextualizar ni explicar correctamente el asesinato de Melquíades Álvarez.
La disertación de Ángeles Egido, a pesar de su títtulo «Azaña, Melquíades Álvarez y el reformismo», trató casi exclusivamente sobre Manuel Azaña, por lo que estaba totalmente fuera de lugar en un homenaje a Melquíades Álvarez. La figura de Azaña, cuyos inicios políticos habían sido en el Partido Reformista y del cual estaba ya totalmente desvinculado y alejado, se ha tratado de utilizar para negar la obvia responsabilidad del gobierno republicano en el asesinato de Melquíades Álvarez. El intento de los organizadores de que la conferencia de Ángeles Egido fuera la última y cerrara el acto sólo se puede entender con esa motivación exculpatoria. De hecho, al igual que había hecho antes Félix Bolaños, Egido también justificó, al final de su intervención, el asesinato de Melquíades Álvarez como el acto «de unos descontrolados» y como una represalia por la matanza de Badajoz.
De este modo el asesinato de Melquíades Álvarez quedó totalmente sacado de contexto hasta la intervención de su biznieto Manuel Álvarez Buylla Ballesteros.
Álvarez Buylla realizó una exposición magistral en la que hizo públicos documentos sobre la detención y encarcelamiento de Melquíades Álvarez que hasta ahora eran totalmente desconocidos y que es sorprendente que ningún historiador haya encontrado y publicado.
Estos documentos revelan que la detención y encarcelamiento de
Melquíades Álvarez fue ordenada personalmente por el Director General de Seguridad
Manuel Muñoz Martínez con la orden textual «Conduzcase a la Carcel Modelo, celda de politicos, al
detenido don MELQUIADES ALVAREZ, quedando a mi disposición».
En aquel momento
Muñoz Martínez
era miembro del Partido Izquierda Republicana de Manuel Azaña.
El documento es un texto mecanografiado que parece seguir un modelo-tipo preparado previamente para ser reproducido o copiado, para así realizar de forma
sistemática
la persecución, detención y encarcelamiento de presos políticos. Nos encontramos por tanto ante lo que parece una persecución política a gran escala perfectamente organizada y dirigida por Muñoz Martínez
y el gobierno republicano del que formaba parte.
Sin embargo la frase «quedando a mi disposición»
está escrita a mano, lo que deja claro que dentro de esa persecución política general Melquíades Álvarez era un caso especial, por quedar directamente a disposición personal de Muñoz Martínez, que es por tanto responsable directo de su asesinato posterior.
Hasta ahora se había venido sosteniendo, sin ninguna base documental, que
Melquíades Álvarez
había sido encarcelado «para garantizarle su seguridad», poco menos que de forma voluntaria.
Fuente: Manuel Álvarez Buylla. Archivo Histórico Nacional.
Los
documentos demuestran inequívocamente que
la detención y encarcelamiento fueron realizados por la fuerza y por motivos políticos, así como las responsabilidades del gobierno republicano
de Giral y Azaña en su detención y asesinato.
Melquíades Álvarez era un preso político.
Intervención de Manuel Álvarez Buylla.
Al final del acto hubo un pequeño debate con preguntas del público. Pedí la palabra y pregunté a los cuatro miembros de la mesa si estaban de acuerdo con las palabras del ministro Bolaños en el sentido de que Melquíades Álvarez era víctima «del golpe de estado, la guerra y la dictadura». Tomó la palabra Manuel Suárez Cortina y negó públicamente que Bolaños hubiera dicho eso, a pesar de que todos los asistentes lo habíamos escuchado perfectamente y quedó grabado, y contextualizó el asesinato de Melquíades Álvarez dentro de la barbarie y la violencia generalizada y descontrolada que existía en España en aquel momento. Tras un par de preguntas más el debate fue cortado por
el propio Suárez Cortina ante la sorpresa general.
Agradecimientos
A Manuel Álvarez Buylla Ballesteros, biznieto de Melquíades Álvarez.