Lino Villaamil Cancio
Castropol, 29 de marzo de 1893 — Melusa, abril de 1919
Lino Villamil Cancio
Castropol, 29 de marzo de 1893 — Melusa, abril de 1919
Lino Villamil Cancio
Lino Villaamil Cancio nació el 29 de marzo de 1893 en Castropol (Asturias, España), hijo de Jesús Villaamil Lastra (1841-1912) y de Juana Cancio Menéndez de Luarca (1861-1938). Fue bautizado como Lino José María Justo.
Estudio interno en el colegio Santa Isabel de los Padres Agustinos en Tapia, graduándose como bachiller en artes en Oviedo en junio de 1908.
Su hermano pequeño José, conocido familiarmente como Pepín y que estaba internado en el mismo colegio, falleció por una meningitis el 28 de diciembre de 1909 cuando estaba pasando las vacaciones de Navidad en casa de sus padres en Castropol.
Durante 1909 y 1910 estuvo en Guadalajara, preparándose para ingresar en las academias militares. Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en julio de 1911.
El 20 de marzo de 1912 fallece su padre, Jesús Villaamil, que entre 1909 y 1910 había sido alcalde de Castropol por el reformista Partido Independiente de Castropol.
Se licenció en la promoción de 1912 con el número 6.016. Juró bandera el 13 de octubre del mismo año.
Orla de 1912 de la Academia de Infantería de Toledo. Lino Villaamil está en la columna de la derecha, el tercero desde abajo.
Fotografía de Lino Villaamil Cancio en la orla de 1912 de la Academia de Infantería.
El 4 de junio de 1915 recibió el despacho de segundo teniente en un acto presidido por los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, siendo destinado al regimiento de Burgos nº 36 de guarnición en León.
En septiembre del mismo año fue trasladado a Oviedo al regimiento Príncipe nº 3, donde permanació casi dos años, en los cuales hubo de actuar en las huelgas declaradas en julio y diciembre de 1916 . En ese periodo empezó a estudiar derecho.
El 13 de abril de 1917 fue destinado al Batallón Expedicionario de Cazadores de las Navas nº 10, desplegado en Larache (protectorado español de Marruecos) y luchando en la guerra del Rif. El 25 de junio de 1917 ascendió a primer teniente.
Al finalizar junio de 1918 consigue una licencia por enfermedad de un mes y vuelve a Castropol. A finales de julio partió para Larache, donde llegó el 1 de agosto.
A prinicipios de marzo de 1919 escribe a su madre, informando de que en el mes de mayo por fin finaliza su estancia de dos años en África. En la carta expone los posibles destinos que puede pedir en España.
Murió por enfermedad en abril de 1919 cerca de Melusa (Marruecos). Le faltaba sólo un mes para salir de la guerra de África. La causa más probable de su fallecimiento fue la epidemia de gripe española, acompañada de la falta de medios y asistencia médica adecuada.
Carnet militar de Lino Villaamil Cancio.
Publicado en el nº 506 de 30 de abril de 1919 del periódico Castropol.
La familia consiguió al menos dos testimonios sobre lo ocurrido:
Por tanto, los telegramas y la carta enviados desde Larache comunicando su enfermedad eran una sarta de mentiras, pues en el momento en que se envió el primero de ellos, Lino Villaamil ya había fallecido en Melusa.
Sin embargo, estos dos testimonios del jefe y el capellán del batallón presentan contradicciones e incongruencias obvias entre sí. Además de inconsistencias en algunos aspectos: por ejemplo, dada la gran distancia existente entre Melusa y Dardara no es posible que el regimiento fuera hasta allí y volviera en sólo 4 días. Por lo que tampoco resultan creíbles.
Por otra parte, la Hoja de Servicios de Lino Villaamil contradice los dos testimonios en aspectos importantes:«El 30 de marzo de 1919 salió la fuerza veterana del Batallón,
organizada en tres Compañías, sección de Ametralladoras y Tren Regimental, para
T´Zenín, donde pernoctó, continuando al siguiente día la marcha para Cuesta
Colorada, pernoctando en esta posición, al siguiente día 1º de abril continuó
la marcha hacia R´Gaia, llegando el mismo día, en cuya posición quedó hasta el
5 de abril, que salió con el Batallón hacia Melusa, donde quedó enfermo; el 15
de abril, a las 4 falleció, siendo conducido su cadáver al mismo día y por la
columna mandada por el Teniente Coronel don Enrique Salcedo [el Grupo de Fuerzas
Regulares Indígenas "Larache" Nº 4] a la
posición de R´Gaia, donde recibió sepultura.»
Recorrido realizado por el batallón hasta abandonar a Lino Villaamil enfermo en Melusa, donde falleció, según su hoja de servicios. Y siguiente movimiento de su batallón hasta Dardara tras abandonarle en Melusa según el capellán del batallón José Tejedor Sancha.
El capitán médico Antonio López Cotarelo y el fraile agustino
Mariano Rodrigo
—que había sido años antes profesor en el colegio Santa Isabel de
Tapia— se desplazaron hasta la posición de R´Gaia el 3 de marzo de 1926 por petición de Juana Cancio Menéndez de Luarca para tratar de recuperar el cadáver. Una carta del día 5 de Mariano Rodrigo a Juana relataba lo
sucedido en R´Gaia:
«[…] Llegué
[a R’Gaia] a las 10 y ½ y el médico D. Antonio López Cotarelo a las 11 desde Larache.
Este se había encargado de mandar hacer la caja doble para guardar los restos del
pobre Lino, y de llevarlos a Larache y tenerlos depositados en aquel hospital, hasta
últimos de este mes en que piensa ir a España y los llevaría él consigo.
[...] Los cinco
sanitarios traídos de Larache por D. Antonio estuvieron trabajando desde las 11
y ½ hasta las dos sin resultado ninguno. En la fosa nº 99 en la que decían
estaba enterrado Lino no se encontró ni un hueso ni rastro alguno que
demostrara el enterramiento de ninguna persona. Se llegó hasta dar con la roca
viva. En vista de ello se abrió otra zanja transversal de 4 metros de larga […],
tampoco se encontró resto humano ninguno. En vista de esos resultados negativos
decidimos suspender los trabajos. [...]
No habiendo
ya probabilidad ninguna de encontrar los restos de su hijo Lino».
De modo que el supuesto traslado del cuerpo desde la posición de Melusa hasta la de R'Gaia y su enterramiento allí también fue otra mentira.
Probablemente Lino Villaamil falleció abandonado en la posición de Melusa junto a varios enfermos más, mientras su regimiento seguía camino hacia Dardara. Probablemente su cadaver fue encontrado varios días después en Melusa por otra unidad diferente —posiblemente el grupo de regulares mandados por Enrique Salcedo—, que lo habrían enterrado lo antes posible y sobre la marcha en una fosa. Ante la escasez de medios con que contaba el ejército español en Marruecos, al parecer esta era la práctica habitual en estas situaciones para tratar de no ralentizar el movimiento de las unidades militares y evitar que los cadáveres propagaran nuevas enfermedades e infecciones.
No se puede descartar que muriera en otro sitio. Tampoco que no muriera por enfermedad, sino en combate o a manos de los rifeños.
La noticia de su muerte llegó a Larache antes del día 15 de abril a las 12:10, momento en que desde allí se envió el primer telegrama a la familia. La distancia entre Melusa y Larache era de 4 días de marcha. Esto significa que, suponiendo que efectivamente hubiera muerto en Melusa, el cadáver tuvo que ser encontrado y enterrado en Melusa el día 10 o antes para que la noticia ya hubiera llegado a Larache el día 15 por la mañana.
Por tanto, podemos considerar como probable que falleciera entre el día 5 (día que su regimiento, al parecer, hizo noche en Melusa camino de Dardara) y el 10 de abril.
Es posible que muchas de las sucesivas mentiras que recibió la familia no fueran malintencionadas, sino que trataran de paliar el dolor de la familia. Sin embargo, hay determinadas falsedades innecesarias, como el convoy a Tánger a comprar medicinas pagadas por los jefes y oficiales. Esta afirmación resulta particularmente indecente si tenemos en cuenta que esos jefes y oficiales lo que parece ser que habían hecho realmente era abandonarle enfermo en Melusa sin ninguna asistencia ni cuidado médico.
No parece que el trato que recibió Lino hasta su fallecimiento, así como las comunicaciones que a continuación recibió la familia llenas de mentiras y falsedades fueran algo excepcional. Sino que toda esta sucesión de acontecimientos lamentables parece enmarcarse dentro de la forma de proceder habitual en el ejército español en la guerra del Rif.
El fallecimiento de Lino Villaamil en 1919 (precedido de los de sus hermanos Juan y Pepín en 1890 y 1909, y de su padre Jesús Villaamil en 1912), siendo sus hermanas Luisa, María Teresa y sobre todo María Antonia aún jóvenes, causó un gran dolor y sentimiento de desamparo en su madre Juana Cancio Menéndez de Luarca y en sus hermanas. El hecho de que los restos mortales de Lino nunca fueran encontrados, pese a que su madre hizo realmente todo lo posible, sólo aumentó este dolor.
Publicado en el nº 547 de 20 de junio de 1920 del periódico Castropol.